La firma americana Harley Davidson sabe, como nadie, relanzar sus propios productos en base a lo que quiere la gente. Es típico del márketing americano, cambias cuatro elementos, modernizas el logotipo y pintas el producto de otro color
y "voilá!", te venden un nuevo modelo. No hemos tenido la oportunidad de probar esta moto, pero estoy seguro que será similar (si no idéntico) al resto de sus hermanas Sportster. Aire deportivo con aspecto un tanto retro que conseguirá, sin duda, que la marca de Milwaukee rentabilice los sueños de los miles de clientes
que buscan con desesperación renovar su vida interior a golpe de talonario. El centenario Harley celebrado en Barcelona todavía colea y Harley Davidson sabe sacar provecho perfectamente de su estrategia comercial y, sobretodo, de la incapacidad de los clientes a la hora de regir sus deseos hacia máquinas más competentes. Harley nos anuncia
desde hace muy poco la inyección de combustible en sus carburadores, algo que desde finales de los 80 y principios de los 90 ya empezó a desarrollar BMW para, de cerca, hacerlo posteriormente Honda, Kawasaki y Suzuki. De todas formas, y como todos sabemos, el usuario Harley se rige por la estética, y eso, a la larga es lo que nos pierde. ¿Qué más da?
Es Harley. Y tras esta afirmación... nos quedamos tan "anchos". |