Hay motos que tienen una historia detrás, y las hay que encima tienen un piloto con tanta o más historia que la montura que cabalga. Este es el caso de Juan, buen amigo y viejo colaborador de este sitio web que desde Argentina nos manda por fin la transformación chopera de la moto que tantas satisfacciones le ha dado: Úrsula (It's a chopper Baby!!).

La transformación de esta Fat Boy del 97, "Úrsula", comenzó luego de que por varios años de viajes interminables hablábamos a la vuelta con mi mecanico Rubén de choppear la moto. Yo tenia la idea de que la pobre moto ya habia sufrido suficiente y que merecía un retiro con honores (nunca me dejó tirado en la ruta). Siempre se pospuso esta situación por falta de dinero, de tiempo, de ganas, de ideas, etc… pero la chopperización / bobberización estaba siempre rondando mi cabeza.

Cuando volví de un viaje larguísimo que me llevó desde Argentina a Milwaukee (USA) para celebrar el 100° Aniversario de Harley Davidson, ya no tuve más remedio ni excusas que demoraran más la idea de transformar la moto. Así que fui al taller de Ruben y comenzó la odisea que duraría un año.

Las ideas en sí venían de todos lados, Charly, Ruben, German, Nico, yo mismo, todos aportaron su granito de arena... Tenía bastante claro que era lo que quería asi que avanzamos de cara a una chopper básica con un aspecto algo bobber, no se, una mezcla de ambas cosas. Cabe considerar que en America Latina no es facil conseguir repuestos y hay mucho que esperar por eso el tiempo que demoró todo este tema.

El handicap que supone el tema de las piezas de repuesto hace que las mentes creadoras de este país desarrollen ideas y logren artesanalmente aquello que se proponen. Muchas de las piezas de esta moto se lograron de manera artesanal, pues, gracias a la ayuda de Rubén de Extreme. Buen ejemplo de ello son los escapes recortados con amianto by Extreme.

La parte delantera de la springer era una de las ideas que más claras tenía, a patir de ahí fuímos montando piezas acordes al aspecto de la moto, se le añadió un depósito de aceite donde la batería de encendido y ajustamos un arranque a patada.

Siguiendo el ejemplo de los bobbers más auténticos se le agregó un embrague al pie (Suicidal Clutch) y una caja de cambio a la mano justo detrás de la rodilla. La impresionante rueda de 250 con Twisted Spokes empezó a forjar una imagen del todo agresiva, mezclando una especie de vieja gloria de los 50 con la agresividad de formas que le da una goma tan ancha.

El handicap principal venía dado de la rigidez del chasis, el cual no tiene suspensión, y la manera de evitar que los riñones salgan por la boca en el primer hoyo es imitar a nuestros abuelos e instalar un asiento de muelles que amortiguará un poco la poca uniformidad del piso.

Con la ausencia de guardabarros delantero y un minimalista trasero el aspecto bobber de la moto mejoró enseguida. Sólo faltó pintar de negro algunos detalles como depósito para resaltar el verde del chasis y rematarlo con una aerografía bien matona y delicada.