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Cuando la previsión del tiempo amenaza lluvia sólo hay dos opciones al salir con la moto, salir y arriesgarse a encontrar lluvia o quedarse en casita y seguir durmiendo arropados por el calor que desprende la manta comprada en Ikea a cuatro duros.
La verdad es que en esta ocasión, los osados bikers que asistieron a la V Botifarrada de Despertaferros, se mojaron bien mojados. Esta vez el hombre del tiempo y su asamblea de majaras no la cagaron al anunciar lluvia.
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Y pese a todo, a la persistente lluvia que no cesó un instante (a ritmo lento pero ahogando en miseria la ilusión de los organizadores) más de 500 motos se acercaron a esta matinal dominguera.
Pese a las intermitentes lluvias, la gente disfrutó de su buena longaniza con el típico "pa amb tomàquet" (pan con tomate), la cerveza de rigor y la estéril charla de motero jubileta. ¿Para cuándo un cambio de menú en las matinales?
Como decíamos, muchos de los actos organizados por Despertaferro MG se quedaron en nada, música, las actividades callejeras, etc. En algunos momentos, en el punto álgido del chaparrón algunos de los asistentes tuvieron incluso que refugiarse bajo la protección de los tenderetes.
Aún así, los asistentes no cesaron en el empeño por pasarlo bien, y auspiciados por los organizadores, la fiesta se trasladó a la masía que estaba dentro del recinto. Resignados a las inclemencias del tiempo, el resto de la fiesta concluyó en el mismo instante en que los rayos del sol se reflejaron
en los cromados de las motos y dieron el respiro final para el reparto de premios y la gran desbandada.
Pese a todo, el coraje de Despertaferro y su perfecta organización dio alas a una fiesta estropeada por el mal tiempo; e insisto, pese a todo, fue una bonita matinal, eso sí, pasada por agua en todo momento.
La que les cayó a medio camino a todos los que se fueron no tiene nombre, porque cayó la del pulpo camino de casa. Eso sí, los aguerridos domingueros se fueron con la tripa llena y una sonrisa en el careto. |
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